domingo, julio 26, 2009

Una tarde...


Y sin más, la niña continúa su camino,
con el alma ávida de triunfos y el ansia inquieta.

Siempre el primer paso es el más duro; llenó sus pulmones de aire
y como quien toma impulso para lanzarse a una piscina fría en marzo al medio día,
levantó su pie derecho y se echó a andar.
Núnca antes se había sentido tan sola y tán bien, la noche ya no la atormenta,
realmente ha logrado encontrar consuelo en el silencio... su silencio.

Se dá a sí misma la bienvenida a su mundo. Mucho tiempo estuvo lejos; mucho tiempo en ese
mundo lleno de destellos falsos.

Busca ahora sonrisas místicas
Busca ahora carcajadas mágicas
Escucha ahora palabras que significan algo más.
Palabras acompañadas de actos, de hechos.

Esos los mundos ajenos de destellos falsos, nunca lograron verla.
Nunca estuvo cómoda, en esos mundos, la ven simple y no hay nada simple en ella.
En esos mundos de destellos falsos su brillo calla, su brillo sigiloso aguarda a ver quien toca la puerta. Cuando levanta la voz la silencian y ella estudia procederes y se da cuenta que no tiene cabida.

En el desván guarda recuerdos tan llenos de polvo que no se distinguen ya. Los guarda por no botarlos porque ya no le sirven. Ya hicieron todo el daño que podian mientras estaban en la repisa.

La puerta ya no esta cerrada, la muralla ya no es de piedra, ve por la ventana y estudia el caminar de quien se acerca y le da la bievenida e invita a tomar el té.

El tiempo pasa lento y ahora debe aprender la paciencia. Y con una sonrisa tímida dice: hola! para quien llama a la puerta.

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